XVIII

Lo que se puede esperar de las unidades de vigilancia, lo servicios de atención y detención de los dispositivos políticos se muestra con claridad en el contraste entre la solicitud, las buenas formas y la diligencia, inmersa en una abundante información al cliente, previas y simultáneas al uso de las máquinas expendedoras de billetes o productos, y el trato que recibe el usuario después de completar la operación, a todas luces desconsiderado y poco elaborado técnicamente en comparación, demasiado brusco, una vez que la máquina obtiene lo que quiere. El billete y la compra, junto con el cambio, es arrojado de cualquier manera, como despojos que hay que atrapar al vuelo, antes de que caigan por el suelo, de rodillas si hace falta. Nada importa ya. El usuario es prescindible y sacrificable una vez que ha sido usado. El pago con tarjeta y las protecciones flexibles de plástico silencian esta evidencia.